A tan solo 14 kilómetros de San Miguel de Allende, en el pintoresco poblado de Atotonilco, se encuentra el majestuoso Santuario de Jesús Nazareno, una joya del barroco novohispano que ha sido apodada la “Capilla Sixtina Mexicana” por la riqueza de sus frescos y su profunda carga espiritual.
Construido en el siglo XVIII por iniciativa del padre Luis Felipe Neri de Alfaro, este templo fue concebido como una casa de ejercicios espirituales inspirada en el Santo Sepulcro de Jerusalén. Su interior está adornado con una impresionante colección de murales, retablos, esculturas y óleos que narran la Pasión de Cristo, obra del artista criollo Miguel Antonio Martínez de Pocasangre, quien dedicó más de tres décadas a plasmar estas escenas en techos y muros.
El santuario no solo es una maravilla artística, sino también un sitio de gran relevancia histórica. En 1810, Miguel Hidalgo tomó aquí el estandarte de la Virgen de Guadalupe que se convertiría en símbolo del movimiento independentista mexicano.
En 2008, la UNESCO declaró al Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco, junto con el centro histórico de San Miguel de Allende, como Patrimonio Cultural de la Humanidad, reconociendo su valor universal excepcional.
PLANIFICA TU VISITA
El santuario está abierto todos los días y la entrada es gratuita, aunque se aceptan donativos para su mantenimiento. Se recomienda visitarlo durante el día para apreciar mejor la luminosidad y los detalles de los frescos. Desde San Miguel de Allende, puedes llegar en automóvil o en transporte público; el trayecto dura aproximadamente 20 minutos y el costo es accesible.
Complementa tu escapada con una visita a los viñedos cercanos o disfruta de la gastronomía local en los alrededores. Atotonilco te espera con historia, arte y espiritualidad en un entorno que invita a la reflexión y al asombro.
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